LA TOTOABA Y LA VAQUITA MARINA

La llamada vaquita marina, que se encuentra solo en el golfo de California, se acerca con gran velocidad a la extinción. Ha sido un grupo internacional de expertos el que ha alertado de la situación, y afirma que estos animales se quedan enganchados en las redes de los pescadores locales. Solamente quedan, en total, 97 vaquitas.

Las vaquitas son criaturas muy tímidas, por lo que apenas se consigue ver alguna, salvo que salgan a la superficie atrapadas, ya sin vida, en las redes. Se conoce su existencia solo desde 1958, cuando se encontraron tres cráneos en una playa. Entonces se pensaba que había algunos cientos de ejemplares en el mundo, sin embargo, se descubrió que la realidad es más cruda y que están a punto de desparecer. Con su peculiar nombre, estos animales tienen además un rostro muy característico, incluso algún científico ha dicho que parece que llevan pintalabios y rímel.

Las vaquitas podrían convertirse, efectivamente, en el segundo cetáceo (el primero fue el baiji o delfín chino de río) en perder el combate contra la acción humana, y en 2018 probablemente habrá desparecido.

Es una gran decepción para todos, porque hemos trabajado mucho por revertir la situación», afirma Lorenzo Rojas-Bracho, especialista en cetáceos de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas de México y miembro del equipo autor del informe. El gobierno mexicano creó una comisión para la conservación de este animal en 2012, cuando los científicos calcularon que su población apenas alcanzaba los 200 ejemplares.

Ya antes se había llevado a cabo esfuerzos en esa línea. En 2005 México creó un refugio para las vaquitas, prohibiendo en él la pesca comercial, e invirtió más de 30 millones de dólares para compensar a los pescadores y promover el uso de otros métodos de pesca. Además, formó un equipo científico internacional para estudiar su población, ritmos reproductivos y hábitat de estos animales. Entonces, sus miembros eran optimistas. «Creíamos que sería fácil hacer aumentar los ejemplares un 4 % cada año», comenta Bárbara Taylor. «En cambio, hubo un descenso del 18,5 % anual».

Ese descenso, según Rojas-Bracho, se debe a que la pesca ilegal «está fuera de control». Durante los últimos tres años, la pesca ilegal de totoaba, una especie de pez amenazada que puede llegar a medir casi dos metros de largo y pesar más de 130 kilogramos, ha ido en aumento (la vejiga natatoria de las totoabas es muy preciada en China). Desgraciadamente, las vaquitas, de tamaño similar, viven en la misma zona del golfo.

El equipo calcula que al día se extienden unos 700 kilómetros de redes legales durante la temporada de pesca (entre septiembre y junio), y eso sin contar las ilegales. Para los expertos, solo hay una solución para salvar a las vaquitas: prohibir todo tipo de pesca con red en la región. Reconocen que es una decisión difícil, porque perjudicaría enormemente a los pescadores, pero si no se hace, las vaquitas terminarán por extinguirse.

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Conclusión La vaquita se alimenta de la totoaba por lo que su extinción significa la extinción de la otra especie.

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