Entrañables caminantes y colegas: Asumir y ejercer la Educación ambiental significa ser, pertenecer, imaginar y construir dialogando y comprendiendo en mundos, humanidades y comunidades que deben transformarse en la aspiración de una vida digna, respetuosa, comprensiva y amorosa con la Tierra y entre quienes habitamos este singular planeta. No es posible esta pretensión sin entender la complejidad de la vida ni la complejidad humana. Nada existe aislado o inconexo en este mundo modernizado: la pobreza, la degradación de los ecosistemas, la inequidad, la violencia, la contaminación, la corrupción, el conocimiento, el sometimiento, la esperanza, el desarraigo, las identidades. la extinción de especies, la invaluable diversidad cultural. Ser educador ambiental nos reconoce en el improrrogable camino de construir realidades otras, mundos en diálogo, utopías poéticas y colectivas que nos hagan caminar para trascender el estado crítico que hoy vive la humanidad toda, en el abrazo solidario, la palabra amorosa y dialogada, la acción transformadora y el pensamiento poético y colectivo. No es el nuestro un campo de inercias y ni de reproducción totalitaria de lo establecido, no es un ejercicio disciplinar de alineación moderna ni doctrinal. Abrazar, dialogar, imaginar y construir comunidad en la diversidad. Es alimento para mi corazón, para mi espíritu y para mi pensamiento -todos,uno- sentirme pertenecer a esta comunidad de educador@s ambientales. Gracias compañeras y compañeros caminantes, por esta vida, por los abrazos, por los aprendizajes y por los horizontes compartidos. Festejemos ser partícipes de este campo maravilloso que es la Educación ambiental.
Felipe Reyes
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